...En ese momento fui testigo del funesto espectáculo. Desde los profundos abismos celestiales, descendió el cadáver semi-putrefacto del mismísimo Dios.
Entre tanto, en las alturas, Lucifer luchaba desesperadamente por rescatar el reino de su padre, mientras abominables criaturas de aspecto inefable se deleitaban con el festín de sus cuerpos
mutilados...
En medio de esta visión de pesadilla, los ángeles supervivientes, cubiertos de sangre y horror, se congregaban en un tétrico coro, entonando el canto que anunciaba la llegada inexorable del
apocalipsis...
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